Sin duda las elecciones constituyentes tuvieron y seguirán produciendo un efecto muy particular para las democracias de América. Si bien se trataba de elecciones legislativas, se ponía a prueba el nivel de aceptación del flamante presidente Nayib Bukele. Y no solo eso. La obtención de la mayoría calificada en el ámbito legislativo le permitiría barrer con las autoridades de organismos clave como las Procuradurías, Fiscalías, el máximo Tribunal de Justicia y el organismo Electoral ente otros. Organismos en manos de los partidos tradicionales como la “derecha” de la Alianza Republicana Nacionalista (AReNa) o la “izquierda” del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). Bukele, quien ya había sido alcalde de dos ciudades (la última había sido la capital) como parte del FMLN había ganado las presidenciales en 2019 con GANA, un partido prestado (Gran Alianza Nacional).
Futuro
Ahora competía con partido propio (Nuevas Ideas) y otros aliados (GANA). Bukeke supo interpretar cierto hartazgo por las varias décadas de enfrentamientos y los problemas básicos no resueltos, como el caso de la inseguridad que tenían a El Salvado entre los países con la tasa de homicidios más alta del continente. Bukele se apropió de un estilo de comunicación distinto, en cierta forma innovador, con buen manejo de redes sociales, críticas a los medios tradicionales (en igual medida a los partidos tradicionales) y un comportamiento informal. La expectativa estaba puesta en si la mayoría calificada, que le permitiría controlar los principales organismos judiciales y electorales, no generara la suma del poder que lo podrá llevar estirar los márgenes de la democracia. El propio Bukele, en plena campaña se defendía con el argumento que “no se puede ir contra lo que deciden las mayorías”. Su pragmatismo se era explícito en sus declaraciones. Aseguraba que no los partidos no representaban, en El Salvador, ni a izquierdas ni derechas. Y no dudaba en denunciar actos de corrupción que salpicaban a partidos, dirigentes y dueños de medios de comunicación, entreverados con el poder del narcotráfico.
Incertidumbre
Bukele obtuvo la mayoría calificada y avanzó sobre los organismos de control. Tiene el apoyo popular. Se verá cuál es la calidad institucional. Existen episodios que siembran mucha duda. Las elecciones no solo están desfasadas, a nivel local, legislativas y presidenciales sino que la diferente duración de los mandatos provoca cierto desorden que impide pronosticar algunos comportamientos. ¿Hacia a dónde avanzará Bukele?